lunes, 18 de agosto de 2008

El trencito de Pascal




Performance de un niño Duchamp.


En un video de seis minutos con dieciseis segundos, Carlos Sedille, poeta del grupo surrealista Derrame, filma a su hijo mientras éste juega con un tren de miniatura. Su hijo se llama Pascal y es protagonista de una acción lúdica. El pequeño, interviene con imaginación el sistema mecánico de un juguete. Modifica el plan que impone la empresa que ha diseñado el trencito y sus rieles de plástico, cambiando las reglas para reinventar una nueva posibilidad de diversión, re-organizada de forma absurda y automática.


El tren se mueve al revés y los rieles son intervenidos por el niño, armando una ruta confusa y distinta de lo que indican las instrucciones escritas en la caja del juguete. Es una subversión poética contra una lógica convencional ("las cosas así han funcionado desde siempre, en esa dirección"). Breton ya escribía en el Primer Manifiesto del Surrealismo sobre el poder de la niñez y sus enormes posibilidades en lo que se refiere a imaginación y libertad, crucial para dar origen al reino de lo “maravilloso”.


Pascal podría ser el “pequeño dios” de Huidobro, interviniendo la realidad dentro de sus posiblidades, como un mago a la vez pero de una manera que está fuera del control de la razón. También se da una cita a una escena de la película King Kong, cuando el gigante gorila detiene la trayectoria de los carros del metro en la ciudad.


Antes de finalizar el video, Pascal toma el tren con sus manos y lo coloca en el suelo de la habitación, abre la puerta y el trencito sigue una ruta alternativa, fuera ya del radio del juego. Una puerta abierta a la percepción de los seres humanos en busca de lo mágico, ofreciendo otros mundos, otras densidades, otros destinos, otros objetos, otros códigos, otros sueños, otros mensajes, otros paisajes, otros aires, otras proyecciones, etc.


Pascal ha hecho de un juguete una acción vitalista dentro de la dinámica del absurdo, como si fuera uno de los hermanos Marx (pensemos en Harpo). Pone en jaque las normas de un juguete y lo convierte en un ready made con movimiento. Un pequeño Duchamp que nos muestra además que una puerta puede ofrecernos algo distinto, asombroso, misterioso y vertiginoso (al igual que el autor de la Rueda de Bicicleta, Pascal lleva por sus venas sangre francesa). Pascal, como Breton y Duchamp, es un surrealista. Un niño que cree en la construcción de algo nuevo. Un poeta reencantando la vida.

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