miércoles, 16 de junio de 2010

FRAGMENTO DEL LIBRO "PLANETA LUCIFER" DE ROBERTO YAÑEZ


La noche. Se oye una loba en las praderas, pensando en sus colmillos. Tiene un periódico arrugado en el cerebro y sus manos están llenas de sangre. Dios la cuida,
El gran Dios de nuestras penas y fracasos. Mi luz emite un sonido tenue. Estoy junto
A una pequeña fuente de agua de plata, en un pliegue de la montaña. El sol describe
Un gran círculo sobre la oblicuidades de los montes y caen algunas gotas de luz
Blanca sobre mis cabellos. El terror cósmico lo guardo en unas cajas de cartón
Junto a mi fuente. Mis huellas se pierden entre los faldeos de la montaña, vengo
De un sitio llamado “ doble dios “ y mi cruz me da voces que se apagan rápidamente.
La loba husmea con el cerebro algunas de esas huellas y esas voces.
Lleva en el cuello un nombre antiguo y sus claves son mortales. La poesía me salvará.
Llevo escrito el poema del mundo en diferentes tablas y pizarras. Esos poemas
Adquieren rápidamente sus breves claves y obedecen al programa y se instalan.
Saben mis ancestros estos peligros? O para ellos es sólo la causa y el efecto?
Debo encarar el rostro ese demonio. En el espejo espero largas horas su aparición.
Hacen del poeta una perfección de la interacción de la luz y de las sombras.
El espejo permanece quieto como mi fuente y a veces se ve en él un pequeño oleaje.
Las navidades pasan como nubes. La tarde ata los cabellos de las naves de las voces.
En toda la estructura de mis ojos veo el número primigénio, es decir el taller
Donde los ojos de elaboran. Mi espejo recoge esas miradas incoherentes.
El reloj cuelga de una roca. Da la hora cada gota de luz blanca que interfiere en mis
Reflexiones. Son lentas como la consolidación del LOGOS. Mis huellas llegan
A la fuente y se apagan.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente poema.
El Surrealismo goza de buena salud.
Abrazos invisibles.