miércoles, 2 de noviembre de 2011

DIMENSION DE LOS DIAS/ RAQUEL JODOROWSKY (1933-2011)

I

En los años terriblemente ajenos, cuando eran otras geologías y eran los viejos ídolos.
Cuando desde el sueño de la materia se elevó el primer canto.
Había para mí un hueco sin historia, esperando mi germinaciòn y mi destino.
Había para mi toda esta arena, para estar echada hacia tantos crepúsculos, y ver pasar los siglos.

Hay ciertas horas en que pesan las metamorfosis
Y somos tan desconcocidos para el nombre con que nos llaman
Como si aún no regresáramos del silencio detenido en los templos, de la semilla petrificada
en la caligrafía de los surcos.
Pero dejadme con estos antiguos temores tan queridos.
Dejadme que mire caer desde mis brazos, los poros milenarios uno a uno.
En la mutilación inexorable, Adiós.

Entraremos finalmente en otra atmósfera de inconcebibles palabras
Y entonces llegarás compañero de amor y adoraré tu viente.
¿Quieres venir a juntar las islas a las tierras?
Te doy mis juegos. Ya me cansan
Ah, que poco tengo sobre mi corazón, que poco tengo...

II

Hay tanta cosa que se pierde dentro!
Tanta música, tantos sueños,
Tanta sangre detenida.
Hay un silencio que se siente
que comienza a subir
cuando no se piensa y no se dice nada...

Hay tanta muerte resbalando por las carnes.
Y sin embargo abajo, todo se queda esperando.
Abajo
Todas las cosas se cantan en una canción callada.
Así, sin nombre, desconocida.
Nada
Ni un vuelco.
Solo los ojos
que al revés van contemplando
la inmensa oscuridad de nuestros huesos.

III
El hombre, siempre el hombre
Cayendo desde todas las preguntas
Asomándose apenas, como pequeña lágrima
en la inmensa pupila de la noche.

El hombre, siempre el hombre.
Sin medida
Como un desconocido origen
flotando en todas partes.

A veces se detiene
a sembrar mariposas en la tierra.
A veces se detiene
y sueña...

IV
Cuánta sangre se queda olvidada
en la oscura pared
Como un tiempo herido
sobre el silencio amargo

Cuánta tierra abierta, violentada.
Cuánto cielo triste,
cuánta angustia.

En cualquier corazón
está creciendo la ceniza
y todo se alarga como un último sueño.

Pero al despertar un día
el hombre, el nuevo hombre
arrancado de un mural
vendrá corriendo
vendrá corriendo
con una inmensa mano vengadora
hacia la creación definitiva.

V
El hombre repetido
de tierra y luz
como cualquier estrella
Derribando dioses en el tiempo
mezclando primaveras
como un vertiginoso meteorito
rompiendo las edades
Como una piedra oculta
en otra piedra
el hombre libertando
su animal imperceptible.
El hombre repitiéndose uno sobre otro uno
para formar la historia
El hombre tristemente
como una decadencia metafísica
del hueso
El hombre. ¡Yo te llamo!
¡Muéstrame tu sangre!
Quiero mirarla abierta.
Quiero gozar tu herida
Sólo así conoceré tu origen
en la propia creación
de la muerte verdadera.

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