miércoles, 14 de noviembre de 2012

Rodia Ibaveda



CARRUSEL DEL ALBA


La soledad ensaya su canción cuando los tentáculos de las epifanías apuntan a destiempo con tinta transparente al vagabundo coronado
En las vitrinas de las quincallerías mentales de los esquizofrénicos danzan sangrantes los mapas de la vida en todo su ocaso de salón
De un tiempo a este círculo y dentro del la muerte en gemas en nidos en cíclopes dirigiendo el otoño hacia el invierno al párpado-estropajo
Anudar gladiolos arrojar garfios al ensueño y cuando las puertas se abran invocar de cabeza los ovarios del sol para pintar negras las uñas de sus rayos

El vagabundo inunda las calles con abrigos y zapatos de hielo y los aullidos de los perros entonces éxodo de sus tristezas circenses

Y en su frente gota a gota se crea un mar de misterios donde se ahogan sus mantos su bisutería para discursos asfixiantes psicofónicos
Y en su memoria recuerdos soñados en el olvido niñez ejemplar cabalgando la sed de la esponja de sus pupilas de sus lágrimas impermeables
Y a la hora del ataque de rutina una dosis triple de móviles de gala para poder enfrentar los estigmas de la lucidez con un escudo a punto de hervir

El vagabundo adiestra su siniestra transmutación a los ojos del vientre inalámbrico de su catacumba muy en lo alto su voz clasifica el terror

La soledad baila los insomnios festivos vistiendo horizontes de guirnaldas crean jardines umbrales balcones y áticos prepicados
Los caminos y las direcciones atados con su mirada perdida son el clímax de lo sobrenatural donde las escaleras se desvisten
El bosque lo espera disfrazado de caverna y en las hombreras de la isla de labios sellados perfora sus miedos y le confía sus secretos a un pozo
Sus dedos son tijeras oxidadas y con ellos desarma el azar como si se tratara de lamer luminosidades o sudarios del pánico destinados a la eternidad 


 


QUERUBIN MUTILADO

Perdió sus ojos sobre el vientre del vacío clavó sus alas de alambre felino
No es un delirio su columpio sabe pedir limosna y crujir en sorbos
Volará y su escalera interferencias marcará las tardes
Está a un paso de los vómitos divinos colando moscas en su cielo de charol
Desde su cuna de vejez hasta su casco de sal y vértigo cayó tres veces de sombra
Se dirige al pantano de lata y bebe sangre de hipnosis
Sólo aterriza sobre las cenizas de las pirámides es un halo descascarado
Sus alas son blondas con espinas o un laberinto de ratas
Con ellas curva los gemidos predicad su ombligo derecho florecido de calas
En pleno juicio de ovulación silba pilares y cuchillos disparados a quema-aura
No es un desierto en el interior de un dado es un péndulo enamorado de un cascabel
Oh yeso negro si la ceremonia agonizara en su pelela de cobre y bronce
Heráldica pervertida sin obeliscos alfabéticos que aúllen sus andrajos
Es una médula un corsé flotante un desierto abotonado al polo zig-zag
Sus dientes son circuitos interestelares conectados a los estigmas
Un estornudo da vida a la oscuridad masturba sus manchas
En el musgo de las cavernas dibuja burbujas y adiestra símbolos de explosión
Lo han visto afilar sus garras con el diamante de un acuario imantado
Lo han visto imitar la vanidad de las mariposas y la siesta putrefacta de las campanas
El vuelo del agua y su ballesta fantasmal son el motor de su esqueleto en espiral
El odio está encadenado a las lentejuelas de su lengua sostenida por un cojín de pelos
Entonces anuncia el ataque de sus flechas sagradas esos tallos de ampolletas 
que hacen Contacto directo con sus nervios de oro y con la hiel derramada en la capa de la muerte















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